Educación ¿a la medida?

¿Cuál es la mejor educación para los niños? ¿Cuál es el secreto para formar a un buen alumno? Hay quienes consideran que es mejor invertir en una buena universidad que en la educación básica o secundaria; mientras otros afirman que apostar por una educación de calidad en los primeros años escolares es fundamental para forjar a ciudadanos ejemplares y, por ende, altamente competitivos académica y laboralmente.

¿Escuela pública o privada? Otra situación que para algunos padres es elemental al momento de escoger el instituto en el que sus hijos estarán durante al menos seis años; sin embargo, para Ligia García Bejar, académica en Comunicación y Pedagogía de la Universidad Panamericana, lo realmente importante es conocer a detalle la forma en que el profesor interactúa con el estudiante y la libertad de aprendizaje que éste le otorga.

Justamente en eso se enfocan los modelos didácticos de cada escuela, que comúnmente conocidos como modelos o técnicas educativas, sirven como parámetro para saber en qué forma y tiempo el alumno comprenderá y pondrá en práctica lo aprendido en clase.

De acuerdo con García Bejar, un modelo educativo se refiere a la visión y misión que una institución educativa tiene y permea en sus aulas a través de sus iniciativas, proyectos en función de la sociedad y los padres de familia, en tanto que un modelo didáctico atiente más a los procesos de enseñanza-aprendizaje, el control que la institución tiene sobre los contenidos compartidos a sus alumnos y las dinámicas con las que explotará su conocimiento y habilidades.

De ahí que también sean populares algunos “modelos educativos o de enseñanza” basados en las teorías de filósofos, sociólogos y pedagogos que estructuraron planes, procesos, etapas y ritmos de aprendizaje ideales para crear una sinergia y retroalimentación entre el estudiante, el profesor y el entorno académico y social.

Entre los modelos didácticos más famosos y recurrentes destacan los aportados por Jean Piaget, María Montessori e Inger Enkvist, que suelen ser aplicados en la educación preescolar, primaria y secundaria, generalmente en escuelas privadas  (de paga) que además ofrecen actividades extracurriculares como formación amateur y semi-profesional deportiva y artística, además de una formación obligatoria en idiomas como inglés, francés o alemán.

A rasgos generales, los modelos educativos o didácticos se dividen en cuatro vertientes principales: el conductista, el cognoscitivo, el constructivista y el tecnológico, las cuales de alguna u otra manera se integran y complementan de las teorías centrales de Montessori y Piaget, añadiendo actualmente herramientas tecnológicas y didácticas que activan la participación del alumno por iniciativa propia.

La especialista señala que en niveles más avanzados, como la universidad, maestrías o posgrados, estos modelos didácticos no tienen tanta influencia, ya que los estudiantes son más autónomos e independientes buscando su propio ritmo de aprendizaje y puesta en práctica ante las responsabilidades laborales y personales que tienen paralelamente.

“En la universidad un alumno puede aprender porque está en el aula de clases, porque lee muchos libros y no necesariamente por lo que el profesor haga o diga. El maestro sigue siendo una figura muy importante, pero mientras más adulto es un alumno, la voluntad y el empeño que ponga es más importante que el modelo”.

Justamente en la autonomía del estudiante es donde los modelos educativos o didácticos defienden sus teorías, en el control y el ritmo con el que profesor comparte los contenidos y la libertad del estudiante para aprender, a diferencia de la técnica tradicional o conductista que le brinda control y protagonismo absoluto al profesor.

No dejarse apantallar

Ligia García Bejar destaca que sin importar que la escuela sea pública o privada, lo esencial es asegurarse de que los profesores estén totalmente calificados no solamente en conocimientos, pues el trato y la forma de comunicarse con sus estudiantes son de vital importancia para que los niños, principalmente, aprovechen al máximo la misión de la institución educativa.

Es por ello que recomienda no dejarse llevar por lo costoso de la escuela, lo elegante o tecnológicamente equipada que esté, y siempre, ahondar en el más mínimo detalle sobre el modelo educativo o didáctico que ofrece, pues algunas instituciones utilizan nombres atractivos sin contar con personal capacitado.

“A lo mejor le llaman de diferentes maneras a los modelos educativos que ofrecen, hay mucha mercadotecnia, pero en el fondo lo que hay que buscar es que la escuela quiera hacer algo distinto, que respete más el ritmo del alumno y que no sea tan programado, que sea más libre”.

Pero ¿qué implica la mejor educación y apostar por un modelo específico? No hay modelo negativo ni positivo, puntualiza la especialista en pedagogía al destacar que de alguna u otra manera todas las instituciones mezclan métodos, estilos, técnicas, actividades y teorías.

“Aconsejo a los papás que cuando una escuela les venda un modelo educativo no es que eso suceda al 100%, una buena educación es la adaptación de un modelo con un profesor que sabe aplicar bien el proceso de enseñanza-aprendizaje. Un profesor constructivista no es mejor a un conductista. Un maestro bueno es aquel que se da tiempo de conocer a sus alumnos para entender cómo aprenden”.

Adaptación, la clave

Aunque es recurrente que el estudiante de primaria o secundaria presente conflictos al integrarse a una nueva escuela por el motivo que sea, Ligia García Bejar destaca que si el alumno sigue con actitudes negativas o bajo rendimiento, o seguramente hay un problema familiar o hay de por medio una situación de focos rojos al interior del aula y que el profesor no ha detectado claramente o trabajado en ello con pertinencia.

“Los niños tienen más capacidad de adaptación que los papás, a veces a los adultos les da mucho miedo estos cambios abruptos. Sea o no nueva la escuela, hay que ver la posibilidad de saber quién es el profesor, los papás son mediadores del proceso de aprendizaje-enseñanza. Ningún modelo educativo de escuela privada o pública asegurar que el alumno aprenda bien”.
“Tenemos la idea de que hay que dejar en manos de la escuela todo, tenemos que enseñarnos a que el niño también estudie solo, el papá tiene que estar atento, saber cómo va aprendiendo, si el niño va mal en alguna materia no sólo el profesor lo tiene que detectar”.

¿De qué van?

 

*Conductista

El modelo tradicional viene de la escuela conductista. En éste, el profesor es la figura más importante en el aula de clases —el poseedor del saber— y el alumno es un ente pasivo.
Es un modelo más expositivo, estructurado y muy instructivo. Cuando pensamos en las escuelas tradicionales está el profesor, todos los alumnos callados y sentados, ese es el modelo conductista. Si el alumno no atendía la clase o se salía de las reglas, el profesor lo sacaba, el que tiene el control absoluto es el profesor..

*Cognoscitivo

Uno de sus co-fundadores principales fue Jean Piaget, quien a través de sus teorías brinda mayor importancia al alumno, que a su vez tienen un panorama cognoscitivo durante el proceso de enseñanza-aprendizaje.
El profesor no es el rey absoluto, pero sí un guía, porque sabe en qué momento acelerar el proceso cognoscitivo de un alumno, en qué momento hay que ponerlo a trabajar, a reflexionar.
Las teorías de Jean Piaget se enfocan en aprovechar al máximo el entorno y procurar la retroalimentación mediante las experiencias del día a día , de manera que —apoyados por un guía o moderador— los alumnos formulen una interpretación propia de lo aprendido.

*Constructivista

Son estructuras que permiten mayor libertad al alumno, con profesores que ofrecen modelos personalizados como los institutos Montessori o Pierre Faure, que apuestan porque el alumno construya su propio aprendizaje con su ritmo y el maestro no puede, de alguna manera, transgredirlo.
Los modelos constructivistas dicen que no es que un alumno tenga menos capacidad, sino que es diferente porque tiene otras habilidades a los demás. Estos modelos le dan mucha importancia a los alumnos porque están más enfocados en cómo es que el alumno está aprendiendo. Lo que deben hacer los profesores es adaptarse a las características del alumno.
El método Montessori indica que el estudiante requiere de estimulantes que lo hagan responsable de la libertad que tiene para aprender y aprovechar los elementos y herramientas que tiene en su entorno y a su alcance.

*Tecnológico

La tecnología se ha convertido en una mediadora del aprendizaje. Todas las escuelas que aplican tecnología educativa o incluso, el modelo de educación a distancia, trabajan bajo la idea de que, de alguna manera, el profesor es una guía pero el alumno puede ser un autodidacta y con más eficiencia en su aprendizaje y totalmente autónomo para estudiar.

Responsabilidad compartida

Si bien el desempeño escolar de un alumno se influencia de los hábitos y comunicación familiar que experimenta, para Alejandra Calderón Swain, coordinadora del Centro de Innovación Educativa de la Universidad Panamericana de Guadalajara, argumenta que el éxito estudiantil también recae en la iniciativa del profesor y las herramientas didácticas que ofrece más allá de lo expuesto en el pizarrón y los libros.

Calderón Swain, puntualiza que una nueva tendencia de enseñanza es la “Gamification”, concepto con el que el estudiante es llevado a una dinámica de aprendizaje utilizando las elementos de los videojuegos para que el estudiante sea activo y responsable, en cierta parte, de su rendimiento en clase.

“Podemos ir por la misma línea tradicional de enseñanza porque así ha funcionado a lo largo de los años, pero también podemos voltear a las nuevas generaciones que no solo está avanzada en la manipulación de cualquier tecnología, sino que su actitud es otra, lo que los motiva ahora es distinto. Son muy críticos, no tiene un concepto de autoridad, ellos entienden ahora que la autoridad hay que ganarse. Como docentes hay que aplicar la práctica reflexiva, cómo se está enseñando y si lo que se está enseñando está impactando”.

El gamificación, o también conocida como ludificación, no requiere de gran tecnología para ser puesta en práctica los alumnos, detalla la especialista, al considerar que este modelo tecnológico es entendido erróneamente al pensar que el estudiante aprenderá solo al tener contacto con computadoras, tabletas o contenidos digitales.

“Piensan que se trata de poner al alumno a jugar, es al contrario, es llevar los elementos del videojuego a un ambiente que no tiene una naturaleza de juego como es la educación. Esto tiene que ver con retos, avances, niveles y las insignias, eso motiva más la competencia que se genera en los estudiantes”.

La experta destaca que cualquier asignatura y nivel educativo es apto para aplicar el concepto de “Gamification”, y muestra de ello es que este proceso de enseñanza-aprendizaje ya sale de las aulas y se manifiesta hasta en los teléfonos inteligentes personales a través de aplicaciones que ofrecen contenido pero que avanzan conforme al ritmo y empeño de cada usuario.

“En el caso de Idiomas está la aplicación llamada Duolingo, que es un esquema total de gamificación, ahí estás aprendiendo un idioma a través de subir niveles, acumular puntos y tienes un perfil o identidad virtual y esto motiva a las nuevas generaciones”.

 

 

 

Texto original: http://goo.gl/tybq8M

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