Recuérdame tu nombre: ¿Por qué los profesores de Universidad deben aprender los nombres de sus estudiantes?

Resumen del Artículo:
  • Actualiza tu lista con características de los estudiantes, como: José: Lentes con armazón negro.
  • Pasa lista al inicio de cada clase.
  • Pregunta por la preferencia del nombre de cada uno y también la pronunciación.
  • Pide a los estudiantes fotografías de cara e intégralas a las tareas como un recordatorio.
  • Entrega las tareas personalmente.

Janet Mizrahi es profesora de escritura profesional en la Universidad de Carolina en Santa Bárbara. También es autora en la en BizCommBuzz.

Mi campus trabaja de forma trimestral, y después de enseñar 10 clases al año durante 20 años con un promedio de 22 estudiantes por clase, me da miedo hacer las matemáticas.

La realidad es que cuanto más tiempo enseño, más difícil es recordar los nombres de los estudiantes. Solo me reúno con mis alumnos dos veces por semana durante 75 minutos, y parece que cuando aprendo un puñado de nombres, el trimestre ha terminado y regreso al punto de partida.

Pero debo aprenderlos.

La siguiente investigación muestra que cuando un instructor sabe los nombres, los estudiantes se sienten más involucrados en una clase y es más probable que busquen ayuda cuando la necesitan.

Del mismo modo, aprender nombres hace que los estudiantes sientan que el maestro está interesado en su aprendizaje y se preocupa por su éxito; También se considera una práctica recomendada de inclusión para el aula.

Mi incapacidad para reconocer a mis alumnos se había vuelto vergonzosa, así que el último trimestre tomé medidas. Comencé revisando la lista antes de que el periodo iniciara para familiarizarme con los nombres de mis nuevos alumnos y practicar la pronunciación. El primer día les di a los estudiantes una tarjeta de cartoncillo, les pedí que escribieran sus nombres en la parte delantera y trasera (para que sus compañeros también pudieran ver) y que la colocaran en sus escritorios.

¡Funcionó! Bueno... algo así. Descubrí que la mitad de los estudiantes perdieron inmediatamente las tarjetas. Algunos de sus letreros eran demasiado pequeños para que yo los viera, y tuve que recordarles en cada sesión que sacaran las tarjetas. Sin embargo, aprendí más nombres de los que podría sin las tarjetas. Este próximo trimestre, planeo escribir sus nombres yo misma y recoger las tarjetas para devolverlas a medida que avanzo. Estoy trabajando en ello.

Pero ese es solo un método; a continuación, se presentan algunos otras técnicas. Lo importante para recordar es no rendirse. Aprende algunos nombres al día y prueba diferentes métodos hasta que encuentres uno que funcione para ti.

Más estrategias para aprender los nombres de los estudiantes

  • Anotar en las listas: escribe características para ayudarte a recordar quién es quién; “Fernanda, cabello rojo. Gustavo: gafas con montura negra.
  • Pasar lista en cada sesión: esta es otra forma de ayudar a asociar nombres con caras.
  • Pregunta por la preferencia / pronunciación del nombre: cuando pases lista, pregunta a los estudiantes qué nombre prefieren usar y cómo pronunciarlo. Escribe el nombre fonéticamente.
  • Usa fotos: solicita a los estudiantes fotos de su cara y úsalas en la lista.
  • Agrega fotos a las tareas: también puedes hacer que los estudiantes incluyan una pequeña foto de ellos mismos con sus tareas.
  • Devuelve las tareas personalmente: mientras lo haces, haz comentarios breves, como "Buen trabajo, María" o "Ven a mi oficina para que pueda ayudarte, Oliver".
  • Usa nombres que SÍ sabes: incluso si no conoces el nombre de cada estudiante, cuando llamas a cualquier estudiante por su nombre, la clase siente que no son anónimos.
  • Sigue intentándolo: a lo largo del periodo, pregunta repetidamente los nombres de los estudiantes ("Recuérdame tu nombre nuevamente"). Cuando los estudiantes vengan a tu oficina, comienza por confirmar sus nombres.

Nuestras clases son grandes y nuestros recuerdos son pequeños, pero seguir estos pasos puede ayudarte a saber quién es quién en tus clases.

¡Buena suerte!

Artículo original en inglés por Janet Mizrahi traducido al español por Carolina Balderas.

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